El parto de una loba
- publicado por adminweb
- Categorías Autogestación
- Fecha 8 febrero, 2023
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Gestar y parir son actos profundamente animales. Todas llevamos ese conocimiento en nuestras entrañas, pero en un mundo dominado por la energía masculina herida, hemos olvidado cómo ser mujeres en nuestra máxima expresión.
Hemos perdido nuestra esencia nutritiva y nuestro poder creador. Como Diosas Creadoras al Servicio de la Vida, muchas veces necesitamos ayuda para recordar lo que somos y reconectar con nuestra verdadera naturaleza. Nos hace falta esa tribu espiritual que nos sostenga mientras sanamos, mientras nuestro pelaje se reconstruye.
En mi caso, fue vital caminar con la Manada para redescubrir a la Mujer Salvaje que había dejado en el olvido, esa que había reprimido por el deseo de encajar en un mundo que no me representaba.
Pasé una vida silenciándola, relegándola al patio trasero de mi conciencia, para no incomodar a los demás. ¿Cuántas veces nos abandonamos para ser queridas y aceptadas? Nos transgredimos, nos olvidamos de nuestra verdad interna, de nuestra capacidad inmensa de creación, de nuestro Poder Femenino y de nuestra conexión con la Naturaleza.
Pero el alma siempre nos llama. Hay una búsqueda que también nos busca, y una manada espiritual dispuesta a tender redes para cuando llega el momento.
Encontré a Bea y a la Escuela Círculo Sagrado tres meses antes de concebir a mi hijo. Fue la preparación perfecta para lo que serían mis 10 ciclos lunares de gestación, en el poderoso ritual de convertirme en Madre.
En algún momento quise dejar el Camino de la Manada al saber de mi embarazo inesperado (aunque deseado), pero algo más grande que el miedo me decía que debía seguir. Y así lo hice, acompañada por Bea, Nora y otras mujeres, sintiendo esa tribu femenina cerca, más que nunca.
Fue allí donde mi Loba apareció, con la fuerza de un volcán y el mar en movimiento. Durante el parto, guiada por mi cuerpo en trance, con movimientos y gritos libres, abrí un portal entre lo humano y lo divino. La Mujer Salvaje se desató de sus cadenas ancestrales y tomó el protagonismo de este nacimiento.
Jamás habría podido rendirme a esa energía sin el proceso vivido. En ese momento entendí que más que técnicas, el verdadero trabajo de preparto fue preparar mi mente para dejar de interferir y permitir que la naturaleza siga su curso.
Sentí cómo generaciones de mujeres reprimidas, desconectadas de su poder, aparecían para sanar y liberarse. La Mujer Salvaje abrió un camino hacia lo ancestral y lo natural, rompiendo ciclos de represión.
Hoy agradezco haber pasado por este proceso. Siento la necesidad de compartirlo con todas las mujeres que, como yo, merecen una gestación y parto conscientes, amorosos, y libres. Pero para eso, debemos preparar nuestro interior y despertar a la Salvaje que llevamos dentro, esa que sabe lo que quiere, que planta límites y se respeta a sí misma.
A todas las mujeres que lean esto, las invito a escucharse a sí mismas, a seguir su propio llamado, y a hacer lo que sea necesario para liberar a la Salvaje que habita en su interior.
Porque cuando más mujeres reconecten con lo Salvaje, podremos parir y criar seres más libres, respetados y amados. Seres en armonía con la naturaleza, los ciclos de la vida y el mundo.
Una mujer que se libera y se conecta con lo Salvaje cambia toda su descendencia, sana generaciones y crea un nuevo mundo, uno que respeta las leyes naturales y que vive al ritmo del corazón.
Darling Estay
yo.guadaluna@gmail.com
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